Serendipia

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sábado, 13 de abril de 2013

Disidente de un sentimiento


Y viví entonces la paradoja más grande que he vivido…
No hay nada más ruin y peor visto que hablar mal de un muerto. Los muertos no se juzgan. Los errores, las injusticias mueren con él. El ya no es más el hombre, es otra cosa. Cuando mueres quedas absuelto de la vida, ¿cómo juzgarte por ella? Ya no podremos más ser opositores a Chávez, sin que sea mal visto.
Después de esta petición de principio, me arriesgaré a cometer esa herejía y para mi salvamento de un posible escupitajo de odio por profanar uno que ya no está con nosotros, me excuso diciendo que las personas también son sus acciones y desde allí lo juzgaré.

También aclaro que no creo en héroes, salvadores, o pujadores individuales de mundo. Sí, por supuesto, que algunas personas se destacan más que otras y dejan huellas más mediáticas también. Soy entonces, jurado de una gestión de gobierno que liderizó Chávez. Después de estas aclaratorias, ahora sí, podré sin excusas hacer de mala en la historia.

El titulo de este artículo es porque mientras algunos apelamos a la crítica de una gestión, en otros casos a una ideología. Nos encontramos que estos argumentos, no rebaten posturas que tienen asideros sentimentales. Si algo creó Chávez fue lazos sentimentales con sus simpatizantes. De igual forma y arando en el mar, los exhortó a vomitar las maripositas discursivas de este régimen y observar su realidad. Si no se les va la luz, si tienen agua todo el tiempo, si pueden caminar tranquilos por las calles, si van al mercado y encuentran de todo, si los índices de delincuencia han bajado, o sea, esas pequeñeces que pueden formar parte de lo que llamamos calidad de vida, existen… sigan en su fase de enamoramiento. Aunque en la actualidad será amor mío, corazón de otro.
Ese amor obviamente es la parte bonita de mi lectura, porque sigo pensando que sí el capitalismo crea nuevas necesidades, el Socialismo del siglo XXI juega y chantajea con las necesidades de la gente. Dos caras, el mismo mal.

En una oportunidad escuché, que no importaba los huecos, la luz, el agua, que lo importante era la patria. ¡Coño! Si estuviésemos en una guerra –aunque con las cifras de muertos que hay cada fin de semana pareciera- yo lo comprendería, pero como no es así, y la patria no peligra, la gestión y políticas públicas de un gobierno no nos caerían nada mal.
Aún después de que ese candidato no nos ofreció nada, si no la abstracción, ese candidato ganó. Espero que en esta oportunidad no sea así.
Si como dije anteriormente no hay nada peor visto que hablar mal de un muerto… no hay nada más inverosímil que usar la imagen de un muerto para ganar elecciones.
Amor con hambre no dura, dice el dicho. Y si dura agregaría yo, no es amor es masoquismo.
VOTA.
Ana K. Caldeira

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